Podría considerarse que, dado que un bebé carece de dentición, no es imperativo atender su bienestar bucodental. No obstante, esta noción es un equívoco grave, ya que prestar atención a la salud bucodental del bebé ostenta una relevancia insospechada. En verdad, esta atención contribuye a prevenir la aparición de caries y a garantizar la fortaleza y salud de sus primeros dientes.
Cuidado de la boca del infante en la ausencia de dientes
Es esencial brindar un cuidado especial a las encías durante los primeros meses de vida del bebé, antes de la erupción de sus dientes iniciales. Siguiendo las recomendaciones siguientes, se evita el riesgo de caries:
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Luego de cada toma, particularmente tras la alimentación nocturna, se debe adquirir la costumbre de limpiar los residuos lácteos de las encías y lengua del bebé. Resulta fundamental eliminar los restos de azúcar de la leche materna que pudieran acumularse en la boca. Para ello, se puede emplear una gasa húmeda o un dedal de silicona.
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Evitar impregnar el chupete con sustancias dulces. Aunque resulten agradables para el paladar del bebé, los azúcares en tales sustancias se acumularán en sus encías y lengua, aumentando el riesgo de caries.
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Abstenerse de limpiar el chupete con la boca o soplar sobre su comida para enfriarla, en especial si se han padecido caries, ya que se podrían transmitir las bacterias causantes de esa afección.
Cuando comienzan a erupcionar los dientes de leche, se puede aliviar el dolor del bebé con mordedores suaves enfriados en la nevera. También se puede solicitar en la farmacia un gel para encías de efecto frío que ayude al bebé a sobrellevar esa etapa.
Y cuando los primeros dientes surgen, ¿qué hacer?
Generalmente, los primeros dientes de leche aparecen alrededor de los 6 meses, momento crucial para comenzar a cepillarlos. Esto significa que, además de la rutina de limpieza de encías y lengua, es hora de atender los dientes de leche.
Resulta primordial emplear cepillos dentales diseñados para esta fase, con cerdas ultrablandas y cortas, garantizando un cepillado eficaz sin causar molestias al bebé.
Durante los primeros dos años, basta con emplear agua para el cepillado, pero luego se recomienda incorporar una pasta dental específica para niños en su rutina de higiene, lo cual contribuirá a fortalecer el esmalte dental contra la caries. En caso de dudas sobre cuál pasta es más adecuada, un consejo del farmacéutico de confianza resulta invaluable.
La crucialidad de establecer hábitos
Integrar estos hábitos de higiene desde los inicios favorece que el niño adopte esta rutina sin dificultad en su higiene diaria.
Dado que los niños suelen imitar lo que ven, resulta esencial acompañar al hijo/a en esta rutina diaria, compartiendo este momento juntos. Esto facilitará que la rutina se incorpore naturalmente en su día a día.
Se sugiere que el bebé realice su primera consulta odontológica cuando aparezca el primer diente de leche, o al menos en su primer año de vida. Además, es conveniente programar revisiones anuales.
Si se establece esta práctica desde temprana edad, se eliminará el temor al dentista y se verá como una actividad normal en la niñez. Se aconseja elegir una clínica dental que cuente con la especialidad de odontopediatría, ya que son profesionales experimentados en el trato con niños, lo que hará que la visita sea más llevadera.