Durante el período de cuarentena, es posible que te encuentres buscando la nevera más a menudo de lo habitual, y estas visitas no siempre se deben al hambre genuino. La situación de estrés y las emociones relacionadas con el confinamiento y el coronavirus pueden desencadenar episodios de lo que se conoce como «hambre emocional».
Para determinar si tus visitas a la nevera son resultado de un hambre real o de emociones, reflexiona sobre cómo te sientes en estos días y si has recurrido a la comida como respuesta a ciertas emociones. También observa si tus hábitos alimenticios han cambiado, como lo que comes, cómo cocinas y los horarios de las comidas.
Si identificas que has estado experimentando esto, es importante entenderlo sin autocrítica. Con el aumento del tiempo libre y más acceso a la comida, es natural que las emociones influyan en tus elecciones alimenticias. El cerebro tiene una relación ancestral entre seguridad y alimentación, y en momentos de estrés puede recurrir a patrones de comportamiento familiar para gestionar las emociones.
Construyendo una relación saludable con la comida
Reconocer que el estrés puede influir en tus hábitos alimenticios es el primer paso hacia una relación más saludable con la comida. Una vez que seas consciente de esta relación, puedes trabajar en manejar tus emociones de manera que no impacten negativamente en tu alimentación.
Acepta la situación en la que te encuentras y reconoce que solo puedes controlar el momento presente. Puedes tomar decisiones en el momento en que abres la nevera y eliges qué comer.
Intenta identificar qué emoción está impulsando tu deseo de comer emocionalmente y busca alternativas más equilibradas.
Prepara una lista de actividades que puedan satisfacer esas emociones sin recurrir a la comida como una alternativa al hambre emocional.
Compra de manera consciente para regular tus hábitos alimenticios
Para controlar tus hábitos alimenticios, gestionar la relación entre las emociones y la comida, y evitar comer alimentos poco saludables por motivos emocionales, comienza por limitar la presencia de estos alimentos en tus compras.
Evita comprar grandes cantidades de alimentos ricos en grasas, azúcares, alimentos precocinados y snacks. Estos alimentos tienden a tener un alto contenido calórico, bajo valor nutricional y pueden ser adictivos.
Busca alternativas más equilibradas que aumenten la saciedad a corto y largo plazo, como alimentos ricos en fibra y proteína. Prioriza frutas y verduras frescas que sean ricas en vitaminas y nutrientes de calidad.
Establecer horarios regulares para las comidas y planificar menús adecuados en términos de cantidad y variedad también puede ayudarte a mantener una relación saludable con la comida y seguir una dieta equilibrada durante la cuarentena.